Pastoral del Santo Sínodo para el primer Domingo de Adviento del Señor 2023.

A los respetados monjes, a los honorables clérigos

y a los queridos fieles de la Iglesia Ortodoxa Rumana,

Gracia, alegría y paz de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo,

y nuestras bendiciones paternas.

Venerables y Venerados Padres,

Queridos hermanos y hermanas en el Señor,

Siguiendo una hermosa tradición establecida en 2008, el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rumana ha proclamado el año 2023 como el Año Pastoral de las Personas Mayores y el Año Conmemorativo de los Himnógrafos y Cantores Eclesiásticos, instándonos así a reflexionar sobre el cuidado que la Iglesia tiene hacia todas las generaciones, incluidos los ancianos.

Para los jerarcas, el clero y los fieles de la Iglesia Ortodoxa Rumana, honrar a los ancianos es un momento de agradecimiento a aquellos que nos han dado a luz, nos han criado y educado, aquellos por quienes se sacrificaron para que fuéramos libres en nuestra patria y fe ancestral. Es una oportunidad para recordar las sagradas familias del Antiguo y Nuevo Testamento, así como las familias santas en la historia de la Iglesia Ortodoxa, que dieron a luz a los grandes santos de la Iglesia, modelos para nosotros hoy. No olvidamos a los ancianos eruditos que formaron muchas generaciones de personas cultas, proporcionando luz a nuestro país. Finalmente, recordamos a nuestros padres y abuelos que, con su amabilidad, sabiduría y amor, dejaron un legado de una nueva generación de personas que viven en esta tierra.

Si el año 2022 estuvo consagrado a la oración y el hesicasmo, como obra espiritual de predicar la oración incesante de la mente y el corazón, en el año conmemorativo de 2023, la oración se observa en relación con la belleza del canto eclesiástico, siendo el cántico en sí mismo una oración comunitaria en la vida litúrgica de la Iglesia.

Justos cristianos,

La comunidad humana tradicional siempre se ha preocupado por las personas mayores, considerándolas una fuente de bendiciones, sabiduría y amor misericordioso, a través de su participación en la educación de niños y jóvenes.

La Sagrada Escritura nos habla del respeto que la comunidad judía mostraba a los ancianos. En el Antiguo Testamento, el respeto por los ancianos se convirtió en un mandamiento que todos debían cumplir: «Honra a tu padre y a tu madre» (Éxodo 20, 12) o «Delante de la persona canosa te pondrás en pie, y honrarás el rostro del anciano, y temerás a tu Dios. Yo soy el Señor tu Dios» (Levítico 19, 32).

Quien no respetaba a sus padres ancianos era considerado un blasfemo: «Como el que desprecia a su padre o a su madre, su lámpara será apagada en profunda oscuridad» (Eclesiastés 3, 16).

El Nuevo Testamento nos muestra claramente que la sabiduría de los ancianos está vinculada a su cercanía a Dios a través de la oración y la vida virtuosa que llevan. Así, el Justo Simeón no solo era un hombre educado, sino también un orante constante, iluminado por el Espíritu Santo para reconocer al Mesías en el Niño Jesús: «Era aquel hombre justo y piadoso, que esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él» (Lucas 2, 25). El Justo Simeón llevó en sus brazos a la Palabra encarnada de Dios y lo presentó como «Luz para revelación a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel» (Lucas 2, 32). Así, entendemos por qué, en la Tradición cristiana, el Justo Simeón se convierte en modelo y protector de las personas mayores: era instruido, justo, temeroso de Dios, paciente, lleno de fe y esperanza.

La debilidad física de la vejez se ve compensada por la fortaleza de la sabiduría, la riqueza del conocimiento, la belleza de la amabilidad y la bondad. En este sentido, San Juan Crisóstomo enseña: «La debilidad del cuerpo no perjudica en nada la fuerza de la fe. La corona de la Iglesia es la canicie unida a la fe fortalecida. La Iglesia se regocija especialmente de ello» [1]. La vejez debe entenderse como la edad en la que nos acercamos al final de nuestro viaje terrenal, cuando el Señor Jesucristo nos guía a la casa del Padre celestial (cf. Juan 14, 2).

Hoy en día, desafortunadamente, hay muchos ancianos que viven en soledad, aislados de la comunidad, sintiéndose de alguna manera inútiles o, peor aún, traumatizados por su propio envejecimiento, llegando incluso a la desesperación. Las estadísticas a nivel mundial muestran que el proceso de envejecimiento es muy acelerado, el 9,6% de la población mundial es anciana, aproximadamente 800 millones de personas. En Rumanía, de una población de 19,2 millones de habitantes, 3,7 millones tienen más de 65 años (casi el 20% de la población del país), según el informe del Instituto Nacional de Estadística.

En la sociedad secularizada e individualista, las políticas sociales son contradictorias: por un lado, se hace un esfuerzo considerable de inversión material y recursos humanos para aumentar la longevidad humana, por otro lado, los ancianos son vistos por la población activa de una sociedad como una carga.

En este contexto, la Iglesia está llamada a pensar en nuevas formas y métodos pastorales actuales, acercándose más a las necesidades y expectativas de los ancianos.

Una prioridad en la pastoral de las personas mayores es involucrarlos en la crianza y educación de los niños, especialmente en lo que respecta a la oración. Los ancianos, con su madurez espiritual, pueden ayudar mucho a cultivar la vida litúrgica y preservar los valores cristianos en nuestra cultura, para el bien de la sociedad y la familia.

En algunas regiones del país, los niños llaman a sus abuelos «bunul» y «buna», porque sienten más la bondad del alma de los ancianos. Se observa que los abuelos también tienen preferencias por los nietos, y los nietos por los abuelos, por lo que este hecho debe utilizarse para el buen crecimiento de los niños.

Otra prioridad que la Iglesia debe considerar en la pastoral de los ancianos es ver la vejez como un privilegio, un período de crecimiento y enriquecimiento espiritual a través de la oración. La vejez no es una carga, sino un regalo de Dios. La vejez es un período en la vida del hombre en el que tiene la oportunidad de acercarse más a Dios. La oración de los ancianos es la fuente de su sabiduría, pero también una bendición para toda la comunidad.

Hoy en día, la Iglesia Ortodoxa Rumana lleva a cabo una amplia actividad para apoyar concretamente a las personas mayores. Esta actividad se materializa en servicios sociales, proyectos y programas sociales y filantrópicos dedicados a los ancianos. Así, hay 27 centros de día, 53 centros residenciales, 30 servicios de atención domiciliaria y 21 servicios de atención socio-sanitaria a domicilio. Además de estas instituciones especialmente dedicadas a los ancianos, hay 61 oficinas de asistencia social, 120 comedores sociales y servicios de comidas a domicilio que tienen como beneficiarios a personas mayores en su mayoría.

Al mismo tiempo, nos complace recordar que se han organizado campamentos de verano en toda la Iglesia Ortodoxa Rumana, donde niños y jóvenes, a través de sacerdotes coordinadores, han participado en talleres intergeneracionales y múltiples actividades entre ancianos y jóvenes, donde la sabiduría y la experiencia de vida se han encontrado de manera armoniosa y feliz con el entusiasmo, la espontaneidad e inocencia de los niños, ambas generaciones intercambiando valores.

Organizaciones benéficas de la Federación Filantropía ofrecen servicios con licencia en el sistema residencial, en centros de día y a domicilio, a más de 1,000 ancianos diariamente. Cientos de especialistas de estas instituciones sociales dentro de la Iglesia Ortodoxa Rumana, proveedores acreditados por el Ministerio de Trabajo y Solidaridad Social, brindan apoyo especializado a los ancianos a través de servicios con licencia, respetando la legislación nacional vigente.

En el contexto de este Año Conmemorativo, el 11 de abril de 2023 se firmó un Protocolo de colaboración en el área de inclusión y asistencia social entre la Iglesia Ortodoxa Rumana y el Ministerio de Trabajo y Solidaridad Social, con el objetivo de intensificar la cooperación en el ámbito social, tanto en lo que respecta al cuidado a largo plazo como a otros programas y proyectos sociales que afectan a todas las categorías sociales desfavorecidas.

De entre las campañas más importantes a nivel nacional, destacamos: la campaña «Salud para los pueblos», mediante la cual médicos cristianos ortodoxos se desplazan a áreas rurales y ofrecen consultas gratuitas, especialmente a personas mayores, con más de 12,000 beneficiarios en este momento; la campaña «Dona sangre, salva una vida!», que en los 10 años desde su inicio ha registrado la recolección de más de 23,000 litros de sangre, con la ayuda de voluntarios del Paraclis de la Catedral Nacional y, por último, el programa de telemedicina (cribado y diagnóstico) implementado por varias organizaciones de la Federación Filantropía, que proporciona servicios médicos a pacientes predominantemente ancianos que no tienen la posibilidad física o financiera de acceder a consultas especializadas.

Queridos fieles,

El Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rumana también ha proclamado el año 2023 como el Año Conmemorativo de los Himnógrafos y Cantores Eclesiásticos, brindando así la oportunidad de recordar a aquellos que, inspirados por Dios, se esforzaron en su trabajo para componer cánticos eclesiásticos y para interpretarlos, para nuestro avance en el conocimiento de Dios. Los cantos incluidos en los libros litúrgicos de nuestra Iglesia son creaciones de himnógrafos inspirados por el Espíritu Santo y nos ayudan a comprender el texto bíblico como parte de la Santa Tradición. Los textos de los himnos cantados en los servicios de la Iglesia Ortodoxa profundizan y explican la riqueza teológica de la Palabra de Dios. La música eclesiástica es el Evangelio cantado.

En este sentido, el Padre Dumitru Stăniloae decía sobre el lenguaje himnográfico que: «Dios es tan grande que solo la poesía puede intentar expresarlo» [2]. La profundidad teológica y espiritual de los textos litúrgicos se deriva de su continua fuente en las Sagradas Escrituras y en los escritos de los Santos Padres de la Iglesia, que meditaron profundamente en la Palabra de Dios.

La teología expresada en la himnografía eclesiástica es una de las más ricas en significado y, al mismo tiempo, esclarecedora para los fieles de nuestra Iglesia, por lo que debe ser más valorada en los sermones y catequesis de nuestros días.

Himnógrafos como los Santos Efrem el Sirio, Romano el Melodista, Juan Damasceno, Andrés Cretense, Cosma de Maiuma, Teófanes el Confesor e Iosif el Himnógrafo, Mitrofan de Esmirna, Esteban el Sabio, Casiana y otros, son creadores de himnos de una gran belleza, tanto desde el punto de vista formal como desde la inspirada profundidad teológica.

Los himnos litúrgicos han sido cantados en el territorio de nuestro país desde los primeros tiempos del cristianismo, y el arte del canto psálmico fue transmitido por grandes maestros e himnógrafos (compositores) tanto en las escuelas principescas, como la Escuela San Sava de Bucarest, como en las escuelas monásticas, como las escuelas de los Monasterios de Putna y Cozia.

Recordamos con gratitud a los salmistas o cantantes eclesiásticos que también fueron compositores o creadores de cultura y lengua nacional, como Filoteo el Monje de Cozia, Eustacio el Protopsalta de Putna, Filotei Sin Agăi Jipei, Macario el Hieromonje, Anton Pann, Ștefanache Popescu, Ioan Popescu-Pasărea, entre otros.

Queridos hermanos y hermanas en el Señor,

Con la ayuda de Dios, nos encontramos al inicio del Ayuno de la Natividad del Señor, también conocido como el Ayuno de Navidad. Este período es, ante todo, una preparación, una santificación de nuestras almas y cuerpos, a través de la Confesión y la Comunión, pero también una oportunidad para ayudarnos mutuamente y practicar la caridad.

Las obras de caridad cristiana, vistas como frutos de la fe verdadera, son la expresión concreta del amor humilde hacia Dios y hacia los demás.

En el contexto actual, marcado por la violencia y mucho sufrimiento, es necesario multiplicar la oración por el cese de la guerra y el fortalecimiento espiritual de aquellos que sufren a causa de ella. Hoy, cuando a nuestro alrededor vemos signos de muerte física y espiritual: codicia y violencia, sufrimiento e inseguridad, pobreza e indiferencia, oremos a Jesucristo para que nos fortalezca en nuestra labor de ayuda a los enfermos, ancianos, huérfanos, pobres y a aquellos que están de luto y tristes.

Por eso, este año también nos dirigimos a los sacerdotes y fieles laicos de nuestra Santa Iglesia con el llamado paternal de organizar, en parroquias, monasterios, protopresbiterios y en los centros diocesanos, colectas de alimentos, ropa y medicamentos. Estos serán distribuidos a aquellos que sufren y carecen, a familias desfavorecidas con muchos hijos, a ancianos y personas solas, sin hijos ni parientes, especialmente a aquellos que viven en áreas rurales.

Convencidos de que mostrarán generosidad cristiana este año y responderán con amor a nuestro llamado paternal en esta obra sagrada de beneficencia y ayuda, les agradecemos por la generosidad demostrada en los años anteriores y les recordamos las palabras de Jesucristo: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mateo 5, 7).

Oramos al Dios Misericordioso para que bendiga a todos los rumanos, tanto dentro como fuera del país, de todas las edades, dándoles salud y salvación, protegiéndolos de todo mal y fortaleciéndolos en toda obra buena, para la alegría de nuestra Iglesia y del pueblo rumano en todas partes.

Con mucha alegría, los abrazamos paternalmente y compartimos la bendición apostólica: «La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes» (2 Corintios 13, 13).

† Daniel,

Arzobispo de Bucarest,

Metropolitano de Muntenia y Dobruja, Regente del trono de Cesarea de Capadocia y

Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rumana.

† Teofan,

Arhiepiscopul Iașilor și

Mitropolitul Moldovei și Bucovinei

† Laurențiu,

Arhiepiscopul Sibiului și

Mitropolitul Ardealului

† Andrei,

Arhiepiscopul Vadului, Feleacului și Clujului și Mitropolitul Clujului, Maramureșului și Sălajului

† Irineu,

Arhiepiscopul Craiovei și

Mitropolitul Olteniei

† Ioan,

Arhiepiscopul Timișoarei și

Mitropolitul Banatului

† Petru,

Arhiepiscopul Chișinăului,

Mitropolitul Basarabiei și Exarh al Plaiurilor

† Iosif,

Arhiepiscopul Ortodox Român al Europei Occidentale și Mitropolitul Ortodox Român al Europei Occidentale și Meridionale

† Serafim,

Arhiepiscopul Ortodox Român al Germaniei, Austriei și Luxemburgului și Mitropolitul Ortodox Român al Germaniei, Europei Centrale și de Nord

† Nicolae,

Arhiepiscopul Ortodox Român al Statelor Unite ale Americii și Mitropolitul Ortodox Român al celor două Americi

† Nifon,

Mitropolit onorific, Arhiepiscopul Târgoviștei și Exarh Patriarhal

† Teodosie,

Arhiepiscopul Tomisului

† Calinic,

Arhiepiscopul Sucevei și Rădăuților

† Irineu,

Arhiepiscopul Alba Iuliei

† Varsanufie,

Arhiepiscopul Râmnicului

† Ioachim,

Arhiepiscopul Romanului și Bacăului

† Calinic,

Arhiepiscopul Argeșului și Muscelului

† Ciprian,

Arhiepiscopul Buzăului și Vrancei

† Casian,

Arhiepiscopul Dunării de Jos

† Timotei,

Arhiepiscopul Aradului

† Ignatie,

Episcopul Hușilor

† Lucian,

Episcopul Caransebeșului

† Sofronie,

Episcopul Ortodox Român al Oradiei

† Iustin,

Episcopul Ortodox Român al Maramureșului și Sătmarului

† Nicodim,

Episcopul Severinului și Strehaiei

† Antonie,

Episcopul de Bălți

† Veniamin,

Episcopul Basarabiei de Sud

† Vincențiu,

Episcopul Sloboziei și Călărașilor

† Andrei,

Episcopul Covasnei și Harghitei

† Galaction,

Episcopul Alexandriei și Teleormanului

† Ambrozie,

Episcopul Giurgiului

† Sebastian,

Episcopul Slatinei și Romanaților

† Visarion,

Episcopul Tulcii

† Petroniu,

Episcopul Sălajului

† Nestor,

Episcopul Devei și Hunedoarei

† Ieronim,

Episcopul Daciei Felix

† Siluan,

Episcopul Ortodox Român al Ungariei

† Siluan,

Episcopul Ortodox Român al Italiei

† Timotei,

Episcopul Ortodox Român al Spaniei și Portugaliei

† Macarie,

Episcopul Ortodox Român al Europei de Nord

† Mihail,

Episcopul Ortodox Român al Australiei

și Noii Zeelande

† Ioan Casian,

Episcopul Ortodoxe Român al Canadei

† Varlaam Ploieșteanul,

Episcop-vicar patriarhal

† Paisie Sinaitul,

Episcop-vicar patriarhal

† Timotei Prahoveanul,

Episcop-vicar al Arhiepiscopiei Bucureștilor

† Nichifor Botoșăneanul,

Episcop-vicar al Arhiepiscopiei Iașilor

† Ilarion Făgărășanul,

Episcop-vicar al Arhiepiscopiei Sibiului

† Benedict Bistrițeanul,

Episcop-vicar al Arhiepiscopiei Vadului, Feleacului și Clujului

† Paisie Lugojeanul,

Episcop-vicar al Arhiepiscopiei Timișoarei

† Marc Nemțeanul,

Episcop-vicar al Arhiepiscopiei Ortodoxe Române a Europei Occidentale

† Nectarie de Bretania,

Episcop-vicar al Arhiepiscopiei Ortodoxe Române a Europei Occidentale

† Sofian Brașoveanul,

Episcop-vicar al Arhiepiscopiei Ortodoxe Române a Germaniei, Austriei și Luxemburgului

† Damaschin Dorneanul,

Episcop-vicar al Arhiepiscopiei Sucevei și Rădăuților

† Emilian Crișanul,

Episcop-vicar al Arhiepiscopiei Aradului

† Timotei Sătmăreanul,

Arhiereu-vicar al Episcopiei Ortodoxe Române a Maramureșului și Sătmarului

† Gherontie Hunedoreanul,

Arhiereu-vicar al Episcopiei Devei și Hunedoarei

† Atanasie de Bogdania,

Arhiereu-vicar al Episcopiei Ortodoxe Române a Italiei

† Teofil de Iberia,

Arhiereu-vicar al Episcopiei Ortodoxe Române a Spaniei și Portugaliei

 

[1] San Juan Crisóstomo, en el volumen «Predicaciones en festividades imperiales y discursos de alabanza a los santos», traducido del griego y con notas por el Padre Profesor Dumitru Fecioru, Editorial del Instituto Bíblico y de Misión de la Iglesia Ortodoxa Rumana, Bucarest, 2002, p. 559.

[2] Padre Dumitru Stăniloae, Marc-Antoine Costa de Beauregard, «Pequeña dogmática hablada. Diálogos en Cernica», traducido por Maria-Cornelia Oros, Sibiu, Editorial Deisis, 1995, p. 143.