Qué es la Santa Iglesia Ortodoxa?
La Iglesia Ortodoxa es: evangélica pero no protestante; Es ortodoxa pero no judía; Es católica pero no romana; No es denominacional….. Es Pre-denominacional. Ha creído, enseñado, preservado, defendido y muerto por la Fe de los Apóstoles desde el día de Pentecostés.
Qué es la Santa Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa?
“Me hallan los que madrugando me buscan» (Prov. 8.17)
Usted quizás haya oído mencionar a la Iglesia Ortodoxa. ¿Qué es la Iglesia?
Hace ya casi dos mil años, Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a la tierra y fundó la Santa Iglesia, a través de sus Apóstoles y discípulos, para la salvación de la humanidad. Las enseñanzas de los Apóstoles y la Iglesia se esparcieron grandemente en los siguientes años. Muchas iglesias locales fueron fundadas, y todas estaban unidas en la fe, la liturgia y la participación en los sacramentos.
Al grupo de Iglesias fundadas por los Apóstoles mismos pertenecen los cinco Patriarcados históricos de Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén. Luego fueron fundadas las de Sinaí, Rusia, Grecia, Rumania y muchas más.
Todas estas iglesias son independientes en su administración, pero están en completa unión una con otra, con una excepción, la de Roma, que se separó de las otras en 1054 D.C., y desde entonces ha añadido nuevos dogmas. En materias de fe, doctrina, tradición, liturgias y servicios, estas otras iglesias son exactamente iguales. Decimos que están en comunión plena.
No obstante el idioma diferente, de cada una, estas iglesias existen en comunión y juntas constituyen y se llaman la SANTA IGLESIA CATÓLICA ORTODOXA (del Griego: ortos- lo correcto, doxa – doctrina, culto, adoración).
Las enseñanzas de la Iglesia se derivan de dos fuentes(que en realidad son una): Las Santas Escrituras y la Santa Tradición. Como dice el Evangelio según San Juan:
“Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, que si se escribiesen cada una por sí, ni aun en el mundo pienso que cabrían los libros que se habrían de escribir.” (San Juan 21,25)
Estas “otras muchas cosas” fueron transmitidas oralmente por los Apóstoles y han llegado a nosotros en la Sagrada Tradición. La fe y la doctrina de la Iglesia Ortodoxa se encuentran en las Escrituras (la parte de la Tradición, selecta de entre muchos libros por la Iglesia), los Decretos de los Concilios Ecuménicos (los que han sido aceptados por toda la Iglesia), y en los escritos de los Padres de la Iglesia
Creemos que el Señor Jesucristo es verdaderamente Dios, el Salvador, e Hijo engendrado de la misma esencia que el Padre antes de todos los siglos; y también verdaderamente Hombre, igual a nosotros en todo, menos el pecado. Creemos que por nuestra salvación El nació de una virgen, a quien llamamos Deípara (es decir, la que dio a luz a Dios; ver San Lucas 1,43). Creemos que el Espíritu Santo procede del Padre (ver San Juan 15,26), quien es el único origen de la Santísima Trinidad. (Decir que el Espíritu Santo procede también del Hijo sería postular dos orígenes en la Trinidad y negar la Unidad de Dios abandonando así la Santa Tradición. Los Tres son Uno porque tanto el Hijo como el Espíritu tienen su origen en el Padre, uno engendrado y el otro procediendo).
Los cristianos ortodoxos adoramos a Dios en Trinidad (ver San Mateo 28,19) y honramos a los Santos, pidiendo su intercesión (no mediación) ante Dios. (ver Proverbios 15,29; Números 11,2). Entre los Santos el lugar principal es de la Deípara, pues a través de Ella Dios vino a nosotros (ver San Lucas 1,48). De acuerdo al Séptimo Concilio Ecuménico (año 787) el cual confirma esta antigua práctica, veneramos los íconos, no por sí mismos, sino como representaciones de Cristo y los Santos. (Nos enseña San Juan de Damasco que “Si Dios tomó forma física, se le puede representar físicamente”).
Reconocemos siete “misterios” o sacramentos. El Bautismo y la Crismación son los medios de entrar en la Iglesia. Sin morir al hombre antiguo y ponerse el nuevo en el Bautismo no podemos heredar el Reino de Dios. En la Eucaristía participamos del verdadero Cuerpo y Sangre de Cristo, para la remisión de los pecados y la vida eterna. En la Confesión Cristo nos da, a través del confesor, el perdón de nuestros pecados. (Al pecar, ofendemos no sólo a Dios, sino también a la Iglesia, el cuerpo de Cristo, del cual somos miembros. Por lo tanto tenemos que pedir perdón ante un ministro de la Iglesia). Estos tres sacramentos son esenciales para la vida espiritual y la deificación de todo cristiano. Por la imposición de manos de un obispo, la Gracia Divina desciende sobre el que es ordenado y lo capacita para ser sacerdote y repartir esta Gracia, que es participación en la vida misma de Dios. (El hombre no puede participar en la esencia de Dios, pero según nos enseña San Gregorio Pálamas, puede participar en las “energías” o manifestaciones externas de Dios, que son parte de Dios, como los rayos del sol son parte del sol. Esto no se considera posible en el Occidente Cristiano, donde lo mayor que puede esperar el cristiano es evitar la condenación en el infierno, después de purgar sus faltas. La Iglesia Ortodoxa en sus miembros espera “deificación”, verdadera unión con Dios(ver 1 Corintios 15,51 y 2 Corintios 3,18), un proceso dinámico y gradual que dura toda la vida y no sólo se decide al morir).
A través del sacramento de la Ordenación, la Iglesia Ortodoxa ha tenido sucesión apostólica, en continuidad plena histórica y doctrinal, sin interrupción desde el día de Pentecostés. La Gracia Divina santifica la unión de un hombre y una mujer en el santo matrimonio, como Cristo bendijo la boda de Caná(San Juan 2,1-11) por su presencia y su primer milagro. Las dolencias del cuerpo y alma son curadas por el sacramento de la Santa Unción(Santiago 5,14).
Estas son, muy brevemente, algunas de las características de la Santa Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa. Es UNA porque Nuestro Señor fundó sólo una Iglesia. Es Santa por estar Unida a su Única Cabeza, Jesucristo, y por la operación del Espíritu Santo. Es CATÓLICA porque no conoce límites de lugar o tiempo. Es APOSTÓLICA porque fue fundada en los Apóstoles y mantiene sin cambio sus enseñanzas, escritas y orales. Y es ORTODOXA porque cree y enseña lo correcto, es decir frente a las innovaciones y desviaciones doctrinales permanece fiel en todas sus propiedades (Una, Santa, Católica y Apostólica) lo cual definimos y abreviamos como ORTODOXA.
La Iglesia Ortodoxa admite que hombres casados sean ordenados sacerdotes (el Patriarcado de Roma seguía esta practica pero la cambio en el siglo XI después de su separación de la Iglesia; nuestra practica sigue la enseñanza de los Santos Apóstoles, ver Primera epístola a Timoteo capítulo 3), sin imponer arbitrariamente el celibato sacerdotal. El que un hombre tenga vocación al sacerdocio no quiere decir que necesariamente Dios le dé vacación al celibato también.
La Iglesia Ortodoxa admite en ciertos casos, cuidadosamente examinados por el obispo, el divorcio y segundas nupcias. Sin embargo, lo ideal es que el matrimonio dure hasta la muerte, pero los cónyuges son humanos y la Iglesia, aunque condena el divorcio comprende que somos débiles e imperfectos y no se ciega al imponer la ley. Los hijos son el fruto del amor de los padres y no se deben evitar a no ser por una razón grave. La Iglesia se opone vehementemente al aborto, toda criatura es un regalo de Dios y por consecuencia la vida es sagrada.
Esta es la Iglesia Ortodoxa, fiel a su Fundador y transmitiendo su mensaje al mundo(desde al año 33 A.D.) por veinte siglos sin añadir ni quitar.
¡Gloria a Dios por todo!
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